Mina se rinde al talento de Marco Masini.
Marco Masini, 25 años, florentino, estudiante de contabilidad, pianista desde siempre y realizador de arreglos musicales desde hace algún tiempo, es lo que el Festival de Sanremo espera siempre pero no llega a producir casi nunca: la revelación, la explosión del desconocido, la gran promesa de los años ’90.
Ganador en la categoría «Novità» con Disperato, canción que ya todos cantan y dentro de la cuál no es difícil vislumbrar referencias a los problemas de los jóvenes de hoy, desde la soledad a la droga: «Tiene diferentes lecturas -explica-, mi inspiración era, por encima de todo, pesimista».
Masini tiene una carita aún de adolescente, pero exhibe una bella determinación que hace prever que quiere hacer recorrido: «No quiero hablar de mi futuro de un modo promocional sino con entusiasmo. Yo no parto de un proyecto musical pero tengo dentro de mí todo un mundo que exprimir, comenzando por las letras, comenzando por mi estado de ánimo». No podrá aún disfrutar de este éxito, porque aún no está listo el que sería su primer álbum, aunque se entiende que está en camino y trabajando en ello.
¿Se esperaba esta victoria? «He de decir que al principio no, pero después de cantar la primera noche recibí un montón de llamadas de Italia y del extranjero. Me ha llamado incluso Benedetta Crocco, la hija de Mina, felicitándome de su parte y de parte de su madre». La cantante no podía sino quedar totalmente impresionada del amplio y agresivo timbre vocal del florentino, que se asemeja al de Baglioni y Ramazzotti, al cuál todo el mundo le compara (hay ya quien lo llama «El Ramazzotti del futuro») pero con inquietudes más acercadas a la postura de cantautor tradicional.
Su mayor crédito es el haber participado y producido el proyecto Si può dare di più, que alcanzó la victoria en el Festival de Sanremo del año 1987 con Morandi, Ruggeri y Tozzi.
Una característica que llama la atención de Marco es su apariencia de muchacho normal y limpio: «Los grandes de la música nunca tuvieron problemas de imagen: fíjate sino en Dalla, Cocciante o Venditti. Mi fuerza reside principalmente en ser sencillo».
Fuente: La Stampa – Luca Dondoni