Masini a Corriere Fiorentino: «Canto mi Italia desentonada».
Falta más de un mes para la primera gala, no se ha escuchado todavía ni una nota y sin embargo el quincuagésimo noveno Festival de Sanremo tiene ya algunos protagonistas. Entre las canciones presentadas -aún sin interpretar- que pueden llevar a discusión se encuentra L’Italia de Marco Masini: «un desahogo de alguien que no quiere ser etiquetado como intelectual ni como reinventor de la canción protesta» -asegura Masini-. Tan sólo de «alguien que se siente un cantante con la necesidad de gritar el malestar de quien quiere a su país y sufre viéndolo hecho añicos».
Masini, ¿qué Italia cantará en Sanremo?
L’Italia es como una mujer preciosa que uno ama, que a veces odia, que -en otras ocasiones- quizás hasta insulta, pero con la que no puedes dejar de estar. Yo me siento orgulloso de ser italiano y vivo un intenso patriotismo; no confundir con el abanderado de una cierta derecha. Pero precisamente este amor me obliga a cantar las cosas que no funcionan bien, interpretando un malestar difuso.
En L’Italia no hay excepciones: desde la Iglesia a los prejuicios, desde la violencia en general a la de la burguesía sin valores, desde la crisis económica a la crisis política. Una Italia que desde muchas generaciones encadena lamentos. En definitiva, una Italia que «nos ha tocado los cojones».
La lamentación se encuentra en nuestro adn, nunca estamos del todo contentos, nunca somos del todo felices. Nos encontramos en una Italia en crisis pero en la que veo aún una esperanza por cambiar.
¿Podría considerarse L’Italia una canción política?
Es la visión de un ciudadano que ama a su país y que querría sentirse de nuevo protegido. No me gustan las etiquetas: no soy un intelectual de izquierdas, seguramente no he leído cien libros en toda mi vida. Soy, más bien, un ignorante que siente las cosas y a través de la música tiene la posibilidad de decirlas.
Adriano Celentano, «el rey de los ignorantes», se sentirá destronado.
«No necesariamente, yo no me considero el rey de nada. Canto tan solo una canción. Pero he sido siempre sincero en mis canciones, creando divisiones.
Desmintamos el falso mito del Masini melódico y triste. En su discografía también hay canciones de amor rabiosas como Disperato, Bella stronza o T’innamorerai. Eso por no hablar de letras como Vaffanculo o Perché lo fai.
Porque incluso el amor está condicionado por la realidad. La generación de los años ’90 vivió una fase de incertidumbre y pérdida de puntos de referencia y así lo manifesté yo. Hoy estoy encontrándome con la herencia de aquellos años.
Francesco Giro, Secretario de Estado del Ministerio de Patrimonio y Cultura, se pregunta «cómo es posible que un festival financiado por la televisión pública pueda albergar semejantes indecencias, nacidas con el objetivo de publicitarse a costa de Italia».
Yo tan solo soy un cantante. Quiero que la gente escuche la canción y luego cada uno podrá decir lo que le parezca.
Con una letra así es más fácil obtener el premio de la crítica que el de la victoria.
Un artista no escribe con un objetivo determinado, de hecho esta canción llevaba años guardada.Adelanto que no será la única canción con una letra dura del próximo disco, que se llamará L’Italia… e altre storie. En No professore -por ejemplo- me pongo de parte de los estudiantes. Pero no se trata tan solo de críticas: incluirá nuevas melodías, más frescas y actuales. Es un disco tocado con instrumentos que nunca han aparecido en mis trabajos, como filarmónicas o violines. Tampoco faltará sonido de guitarras que recuerde a la música de los primeros años ’70.
Firenze está viviendo actualmente una fase de escándalos y crisis política.
Firenze es el centro de Italia y no está al margen de ciertos males. Pero no tengo propuestas ni soluciones. Ni las tenía en los años ’90 cuando me querían etiquetar como el «profeta de la melancolía». Nunca creí en los profetas: era y soy solamente Marco Masini. Cantaba y canto lo que siento.
El Festival de Sanremo ha marcado su carrera. En el año 1990, Disperato le trajo la popularidad…
Y el triunfo entre la juventud. Fueron años toscanos: después de mi ganaron Vallesi y Baldi.
¿Guarda algún recuerdo especial de aquella edición?
Me impresionó Milva, una artista repleta de madurez que sabía conjugar perfectamente carrera musical y vida privada. Recuerdo que, durante el festival, llamaba muchísimo por teléfono a su familia: «Martina, soy tu mamá».
En el ’91 llegó su consagración definitiva.
Es el festival que más me marcó. Una selección de artistas extraordinaria. En el podio estaba con Cocciante y Zero, primero y segundo respectivamente: creía estar soñando. Grandes canciones: Gli altri siamo noi de Tozzi, Oggi un dio non ho de Raf… En mi opinión, el mejor festival de los últimos veinte años.
En el 2001 decide retirarse, cansado de las voces que le etiquetaban como gafe.
Rompí con mi casa discográfica que ya no me podía garantizar promoción. Se encontraban sólo puertas cerradas, me vi imposibilitado de hacer mi trabajo. Me sentí marginado. No podía aparecer en los medios públicos: mi nombre estaba en una lista negra.
Tuviste el arrojo y el valor para dejarlo. ¿Qué le diría a quien -quizás sin valorar las consecuencias- realiza estas acusaciones absurdas que pueden marcar una vida?
A mi me quitaron un par de años de carrera y de serenidad. Minaron mi seguridad: por la calle miraba alrededor para ver si alguien intentaba evitarme o hacerme gestos… Pero si estas cosas suceden a un personaje público que tiene oportunidad de réplica, aún se puede luchar contra ello. Yo podía todavía acudir a los medios a defenderme y contraatacar. El verdadero problema existe cuando el marginado es una persona débil, un chico del colegio, un empleado en un trabajo. Se puede llegar tal estado de soledad y malestar que puede llevar al suicidio.
En el 2003 decide volver. ¿Cuáles fueron los alicientes?
El amor. El amor a la música y el amor del público hacia mi. Leer mensajes de afecto en los momentos más difíciles es algo que no olvidaré nunca.
En el 2004 llegó la victoria que significó su gran retorno. Realmente le fue mal en Sanremo en el 2000 y en el 2005.
Si miramos la posición en Sanremo, sí, si miramos las ventas no. Al festival -por otra parte- han llegado canciones extraordinarias como Un ragazzo della Via Gluck, Vita spericolata o 1950, que quedaron entre los últimos puestos. Bruci la città, por ejemplo, de Irene Grandi no pasó ni siquiera la selección.
¿Qué canción de Sanremo habría querido componer?
Salirò de Silvestri. Por cómo fue realizada, interpretada y coreografiada. Aunque no es mi estilo.
¿Qué es Sanremo?
Una gran ocasión para promocionar un disco. Crea expectación desde un mes antes.
Usted tiene un récord: ¡en seis ocasiones nunca se encontró con Pippo Baudo!
Pero he tratado con él en otras ocasiones y tengo una buena relación. Es uno de los pocos que entiende de música realmente. Ya en las casas discográficas no quedan muchos entendidos, faltan buscadores de talentos.
El escenario del Ariston le emociona siempre?
Sí, como cualquier escenario donde pueda exteriorizar mis sentimientos. Acepto todo, aplausos y críticas, me asusta sólo la indiferencia.
Fuente: Corriere Fiorentino – Andrea Di Caro
Fotografía: Mihai Romanciuc