Masini a Sorrisi e canzoni: «Mi próximo disco seguirá la línea de Che giorno è».
«25 años juntos, nuestro milagro». Así despide Marco Masini a su público al finalizar cada concierto del Cronologia Tour, que partió el pasado 11 de abril en Mestre. En más de dos horas y media, Marco recorre -en un viaje hacia atrás en el tiempo- su carrera musical, partiendo desde su último éxito, Che giorno è, hasta llegar a Disperato, tal y como marca el guión de su último álbum publicado, el recopilatorio Cronologia. Sorrisi e canzoni ha podido hablar con Marco pocas horas antes de comenzar el concierto de Milano, en el Teatro Nacionale, donde se han agotado todas las entradas. Ese Masini que hace 27 años se exhibía como músico de Umberto Tozzi, hoy repasa junto a TV Sorrisi e canzoni su recorrido musical, comenzando precisamente desde aquella tarde del año 1988.
Aquel muchacho de 24 años, ¿qué tenía en mente en aquel momento?
Me sentía ya satisfecho porque me podía permitir trabajar en el mundo de la música, lo consideraba un lujo, algo muy importante. Pocos años antes había trabajado en una tienda de instrumentos musicales de Scandicci, donde vendía pianos, teclados y mesas de mezclas. Después decidí arriesgar y aposté por vivir de la música. Todo lo que ganaba por las noches tocando el piano y colaborando con las bandas de tributos lo invertía en comprar instrumentos.
¿Cómo acabaste encima de aquel escenario?
Gracias a Giancarlo Bigazzi, -durante el concierto, Marco lo recuerda en la introducción de Lasciaminonmilasciare, la última canción que escribieron juntos- porque él confiaba en mí y me había encargado coordinar el grupo que acompañaba a Tozzi.
¿Habías escrito ya alguna canción?
Sí, con Beppe Dati, pero cuando mostrábamos esas canciones no se llegaban a tener en cuenta, ni por Bigazzi ni por las casas discográficas. «Canciones bonitas» decían, pero mi aspecto físico no era -según ellos- el idóneo para un cantante.
¿Pero ya habías conseguido «colocar» alguna canción como autor?
Una solo, Dal buio, que Massimo Ranieri incluyó en su disco Un giorno bellissimo. Desde aquello ninguna más, hasta que un día le mostré a Bigazzi el tema Disperato.
¿Cómo reaccionó?
Saltó de la silla tras las primeras tres notas y nos pusimos a trabajar de inmediato en el apartado melódico. Después llegó el turno de la letra.
Demos un paso atrás: tú, con 22 años, grabaste la demo de Si può dare di più. Imagino que alguien se fijó en tu talento como cantante…
Sí, corría el año ’86, y yo era uno de los cuatro arreglistas de la canción con la que Gianni Morandi, Enrico Ruggeri y Umberto Tozzi ganaron el Festival de Sanremo de 1987. Cuando Morandi escuchó la demo le dijo a Mario Ragni (director artístico de la CGD y luego de la Ricordi): «Oye, este muchacho canta bien, tiene la voz un poco rasgada pero canta bien». Ragni me propuso hacer audiciones de mis canciones pero no sucedió nada hasta que llegó Disperato. De todas formas no me sentí ansioso ni frustrado. Ragni me proporcionaba muchísimo trabajo: fui de gira con Raf, arreglé tres canciones para Matia Bazar y muchas más cosas. Cuando Ragni entró en la Ricordi, puso como condición que la casa discográfica debía producir el primer disco de Marco Masini. Y fue justo así. Fui a Sanremo, gané con Disperato en 1990 y -deprisa y corriendo- realizamos el primer disco, que vendió casi 800.000 copias, un récord para un principiante.
Fue el primer disco de los muchos que realizaste junto a Bigazzi. ¿Cómo era trabajar con él?
Era como tener a Mourinho en el banquillo, te daba seguridad. Era un gran productor, autor, compositor… un verdadero «hombre música», que te enseñaba mientras trabajaba. Si no hubiese trabajado con él, no habría sabido cómo reaccionar ante ciertas situaciones difíciles para mí. Te pedía mucho, demasiado dirían algunos. Se marcaba unos horarios abusivos pero yo siempre estaba a su lado y así aprendí que con sacrificio se logran grandes cosas. Él siempre tenía razón.
¿Por ejemplo?
Fue decisivo a la hora de publicar Vaffanculo como primer sencillo del disco T’innamorerai. Yo estaba de acuerdo con la Ricordi en sacar como primer sencillo la canción que daba nombre al álbum, pero él me dijo, dando un puñetazo en la mesa: «No entiendes nada». Finalmente se impuso, porque tenía el poder de hacerte entender que la razón estaba de su parte. Otro ejemplo: para publicar Self control de Raf, canción que fue rechazadas por todas las casas discográficas, tuvo que ir hasta Francia para lograrlo. Cuando alguien se obstina con algo así, debes escucharlo.
¿Cómo has elegido las canciones del concierto?
A la hora de elegir he tenido que tener en cuenta todas las etapas importantes de estos 25 años, incorporando canciones como Lasciaminonmilasciare, que -aunque en el momento no tuvo un gran éxito- recuerda los momentos de dificultad que en cierto punto tuvo mi historia musical. Cuando resumes tu vida es muy fácil hablar solamente de buenos momentos pero también hay que recordar con orgullo los malos momentos.
¿Existen discípulos tuyos en la escena musical actual?
He de ser honesto: no creo que exista o haya existido otro Masini. Han emergido otro tipo de artistas -algunos mejores que yo- con una carrera más estable que la mía. Pero pertenecen a otra generación, son hijos de su tiempo. Me preocupa el hecho de que yo -junto a Tiziano Ferro- sea quizás el último artista reconocible por la voz. Desde Tiziano, el panorama se ha homogeneizado a nivel vocal, en especial en la voz femenina. Puede que la razón radique en que faltan los verdaderos productores que existían en el pasado, que exaltaban la peculiaridad del intérprete en cambio de buscar la moda del momento.
¿Los jóvenes participantes de la categoría nuove proposte de Sanremo tienen perspectivas diferentes respecto a las que tenías tú hace 25 años, cuando debutaste en el festival?
No tienen ya a su disposición programas de televisión que existían en aquel momento. Una vez pasa Sanremo no tienen muchas posibilidades de tener visibilidad. A día de hoy, los reality’s ayudan más. En particular, Maria de Filippi es -en cierto sentido- la heredera de grandes productores como Bigazzi y Claudio Cecchetto. Me parece un genio al respecto, espero que tenga suerte porque es la única que puede hacer brotar nuevos talentos.
En estos años, ¿cómo te has comportado con los jóvenes músicos que han venido a ti para que escucharas su música?
Sin ser un productor, he tratado siempre de aconsejarles bien, dirigiéndoles hacia una buena dirección, recomendándoles algunos de mis amigos directores artísticos y músicos.
¿Nunca has rechazado a ninguno?
No, precisamente porque reconozco no ser un productor. Fíjate que cuando Luca Carboni publicó Ci vuole un fisico bestiale, pensé que estaba loco. Por tanto, sólo puedo dar consejos técnicos, lecciones básicas, nada más.
¿Cómo ha cambiado tu relación con tus fans con el apogeo de las redes sociales?
Se ha vuelto más sencilla y directa. Hubo un tiempo en que recibía 150 cartas diarias y los fans se enfadaban porque no podía responder a todos. Hoy, con una entrada en Facebook, puedo dirigirme a ellos de un modo más inmediato, reduciendo las distancias.
Han pasado 11 años de L’uomo volante… ¿aún es fuerte el deseo de paternidad?
No como antes. Cuando tenía 40 años era muy fuerte. Hoy tengo miedo de que mi hijo me llame «abuelo». Puede que no sea justo regalar a un niño un padre para sólo treinta y tantos años, con suerte.
¿Para cuándo un disco de inéditos?
No lo sé pero estoy seguro de que seguirá la senda marcada por Che giorno è, que considero el prototipo de canción pop de hoy. Es posible que incluya aún algún tema más propio de cantautor, que podrá surgir por una singular inspiración, pero a mí hoy me gusta el pop áspero, con arreglos basados en una fuerte sonoridad, adaptados a mi voz rasgada.
La televisión recuerda disimuladamente el veinte aniversario de la muerte de Mia Martini, artista a la que recordaste en el 2004, cuando ganaste el Festival de Sanremo. ¿Qué te parece?
No veo nada de malo ni de premeditado. Es la confirmación de que ésta es una realidad indiferente. El mundo es despiadado y egoísta y a cada uno de nosotros no le queda más que aprovechar el 100% del momento que nos han concedido. Lo digo ahora con Che giorno è, pero lo decía ya en los años ’90, cuando daba voz a la desesperación. Eran canciones positivas, quien compraba el disco lo sabía, entendía que -gritando esa desesperación- se podía y se puede salir vencedor de nuestras derrotas.
La letra de Vaffanculo está inspirada en el comportamiento de personas reales. A toro pasado, ¿piensas que se lo merecían de verdad o haciendo un poco de revisionismo salvarías a algunos de ellos?
Digamos que se lo merecieron en aquel momento. Nunca dije que después no se hicieran las paces. Pero esto sucede también entre amigos.
Entonces, ¿con algunos hiciste las paces?
Quizás sí.
¿Quizás o sí?
Quizás sí… (sonríe)
Fuente: TV Sorrisi e canzoni – Antonio Mustara