Marco Masini a TV Sorrisi e Canzoni: “Nunca he sido un farsante y no lo seré jamás».
Continúa la gira triunfal del cantante que está pulverizando todos los récords de ventas y aforo. Masini ha logrado conquistar admiradores de cualquier edad. En un mundo agitado por sucesos dramáticos, sus canciones realistas y amargas quizás transmiten un sentimiento de seguridad. Sin embargo, el cantante florentino no para: entre concierto y concierto, Marco ha escrito su autobiografía. En este reportaje para TV Sorrisi e Canzoni, Masini habla de su tour y presenta a Gabriella, su ex-novia.
Es el año de Masini, el verano de Masini y -aunque su gira finaliza el próximo 7 de octubre- probablemente será también el otoño de Masini. Y es que, el eco de estos conciertos tendrá una larga duración en el tiempo, hasta el invierno y más allá.
El «fenómeno Masini» no cesa y, desde hace unos días, ya está en las librerías su autobiografía. Puede que sea algo prematura para un chico que, en pocos días, cumplirá 27 años. En síntesis, nos permite conocer en profundidad todo de Marco: desde la infancia hasta la adolescencia («tardes jugando al fútbol donde siempre había algún chico mayor que quería imponer su ley. Yo reaccionaba a esa prepotencia y solía acabar en pelea»), pasando por la pérdida de su madre («me volqué en la música para escapar del dolor») y la turbulenta relación con su padre («discusiones terribles»). El libro tiene como título «Marco Masini – Il piviere». Il piviere es un chorlito, un pajarito: «Es el símbolo de mi amor por la naturaleza, de hecho, hay un pajarito dibujado en la puerta de mi casa».
El álbum Malinconoia ha logrado alcanzar las 800 mil copias vendidas. Por si esto fuera poco, el segundo álbum de Marco Masini ha logrado coronarse como el Disco del Año en el Festivalbar. Es el cantante que, en este neurótico 1991, donde no hay día que no haya un accidente, drama o tragedia, ha conseguido el consenso en todas las edades. Gusta a todos. Es posible que su mundo real y desesperado proporcione cierto sentimiento de seguridad. «Miremos a la cara a la realidad», sería su mensaje. De esta forma, la gente reencuentra la fuerza para vivir.
Encontramos a Marco en un momento de pausa serena, acompañado de Gabriella, su ex-novia, entre un concierto y otro, sobre la playa de Focette, en Versilia. La pausa, en el buen sentido, es serena pero al modo de Marco, es decir, tensa, eléctrica, estimulante.
«¿Qué miras?», me pregunta de repente, sorprendiéndome ojeando a través de la vidriera de la Bussola, el famoso local de Focette. «Miro la Bussola. En este lugar debutó Mina, hace muchos años. Aquí han cantado los cantantes más famosos de todo el mundo. ¿No estás emocionado?»
Marco aún no había nacido cuando Mina, con tan solo dieciocho años, debutó una noche de verano de 1958. Me siento conmovido y Masini, que lo nota, no parece estar indiferente.
«La Versilia es el mar de Florencia», divaga. «Para mí fue mi primer mar. Recuerdo también el primer baño, en Nettuno di Viareggio. Luego, ya más mayor, pasé muchas noches de verano en Forte dei Marmi».
En seis meses he entrevistado a Marco en dos ocasiones. Podría parecer que no tiene mucho más que decir. Sin embargo, no es así. Está aquí con Gabriella, la chica de la que tanto habla. Gabry es dulce, sencilla, diría que graciosa.
¿Hablamos de la gira o de ella?
De la gira -responde seco-.
Bien. Luego hablaremos de Gabriella. ¿Qué impresiones tienes de esta gira?
Óptimas impresiones. He cantado en estadios y teatros que tenían un aforo aproximado de cuatro mil o cinco mil personas. Había muchísima demanda, si hubieran tenido un aforo de diez mil, también lo habríamos llenado. Cantar delante de 3.000 personas es una cosa pero cantar delante de 12.000 es otra. Hay un calor, una participación y un entusiasmo mucho mayor. No olvidaré nunca el estruendo con el que me recibieron en el Palatrussardi de Milán.
¿Han asistido a tus conciertos compañeros de profesión?
Que yo sepa, Ramazzotti, Mietta y Vasco Rossi.
¿Y Gabriella?
Ella ha venido a los dos conciertos que di en Roma.
¿Qué canción, aparte de Perchè lo fai, ha tenido mayor éxito?
Ci vorrebbe il mare. Una de las canciones más bonitas que he escrito.
¿Cómo te organizas cuando estás de gira? ¿Tienes unas rutinas el día de concierto?
No. Tan solo trato de regresar a casa esa noche, si es posible. La organización nos ha facilitado un autobús con literas para mí y el resto de músicos. Dormimos mientras viajamos. En Florencia no puedo recuperar el sueño porque, desde primera hora de la mañana, mis fans se reúnen delante de mi casa esperando que me asome y me gritan: «¿Vas a salir, sí o no?».
¿Te emocionas antes de un concierto?
Más que emoción siento sensaciones emocionantes. ¡Poder tocar es mi vida! Y es maravilloso tener delante al público y sentirme como si fuera uno de ellos. Yo me considero un ganador, no un perdedor. Y ellos tienen que creer que pueden vencer y superarse también.
¿Qué público recuerdas más entregado?
No noto diferencias. Es un público muy sano, atento, genuino. En líneas generales, ese es el tipo de público de mis conciertos. Sólo cuando canto Il niente, sale fuera el espíritu rock. Esas son mis emociones. Vivo por y para la música y lo que cuento con mi música. Si hablo con crudeza en mis canciones, si hablo de crisis y sufrimiento es porque es la realidad. Nunca he sido un farsante y no lo seré jamás.
¿No te sientes inquieto cuando no tienes ningún compromiso discográfico?
¿Cuándo estoy libre? Incluso en la pausa de la gira en junio no tuve un momento de tranquilidad. La inactividad no es que me desespere pero si estoy en Budapest, querría estar en Italia; y cuando estoy en Italia, no veo el momento de viajar a Zürich, donde posiblemente me espere una cámara de televisión. Me gusta esta vida nómada, de zíngaro.
En todo este tiempo, Gabriella ha permanecido callada, escuchando con atención a Marco.
Es el momento de hablar de ella…
¿Es tan necesario? ¡Lo dejamos hace tres meses! (Gabry abre sus ojos, lo hace para replicar, sin embargo no acierta a encontrar las palabras). No podía ser de otra manera. Ella vive en Roma, visita los fines de semana a su madre que es de Bologna. Nos veíamos dos veces al mes. Ahora sólo somos buenos amigos.
«Efectivamente…», susurra Gabriella, casi asustada.
«Sé que eres una buena actriz», intervengo para relajar la situación. «Estudiaste en la Scuola dell’Antoniano de Bologna, has hecho teatro, trabajado en doblaje, grabado dos películas…».
«Se podría decir que está dándolo todo», sentencia Marco, un poco escéptico.
«Así es…», suspira Gabriella.
«En fin, nos conocimos cuando ambos éramos desconocidos y continuamos como entonces. Y aunque lo hemos dejado hace tres meses, preferimos seguir como buenos amigos, vernos dos veces al mes, porque yo necesito una chica y ella un chico». Esta vez Gabry no se atreve a replicar porque Marco le lanza una mirada de amor muy elocuente.
Eres el típico toscano…
Depende: hay un tipo de florentino que es bruto, que no perdona ni respeta a nadie; y luego está el tipo toscano que es más dulce, sereno y, a veces, irónico.
¿Y tú cuál de los dos eres?
Te toca decidir a ti -responde Marco, no sin lanzar una nueva mirada de amor a su Gabry-.
Fuente: TV Sorrisi e Canzoni – Gherardo Gentili