Marco Masini a Il Corriere Della Sera: «No soy el profeta de la angustia juvenil».
«La ribollita -explica un Masini acalorado- se come así: un puñado de cebollas rojas a la sal, nos las metemos en la boca y añadimos una cucharada de ribollita. Está claro, ¿no?». Estamos delante del hotel Sheraton, cerca del sur de Florencia, a tiro de piedra de la casa de Masini en Settignano. Marco acaba de regresar de Bologna, donde ha rodado el videoclip de Vaffanculo (y en el cual acaba en calzoncillos y lleno de basura hasta los mismos…). Este joven se muestra en las distancias cortas como un tipo amable y sonriente, todo lo contrario a la imagen de persona cabreada con la vida y que atrae la mala suerte, como comentan ciertas voces.
Masini, ¿a quién va dedicado el «vete a tomar por culo» de su canción?
Por encima de todos, va dirigido a un periodista-presentador mentiroso de Bologna que hace tiempo se inventó, en uno de sus artículos del periódico en que trabaja, la historia de un chico que se había suicidado escuchando una de mis canciones: Il niente. Investigamos acerca de la noticia y resultó ser falsa. Una mentira absoluta.
¿Tiene otros destinatarios?
Aquellos críticos que han tergiversado mi mensaje, aquellos que me acusan de ser un corruptor de conciencias, aquellos que me quieren etiquetar de profeta de la angustia juvenil cuando yo sólo soy el espejo de lo que sucede, simplemente. No muestro ninguna ideología, tan solo soy sincero; canto la rabia que siento dentro.
¿Pero cree que toda esta fama de «profeta de la desgracia» es totalmente inmerecida?
Tengo una voz dramática -adaptada a la música que canto-, no tengo un físico de triunfador, sólo soy alguien normal, como millones de jóvenes. Desde siempre en el mundo del cine, en el teatro y en la literatura se han tratado temas dramáticos sin que esto supusiera ser considerados a los autores como deprimentes.
Es vox populi que muchas de sus canciones sobre las mujeres tienen como musa una mujer especial de su vida, ¿de quién se trata?
Se trata de mi ex-pareja, la actriz Anna Maria Gabriella Barbuti. Finalizamos la relación en perfecta armonía. No es que me molestara pero ella quiere labrarse un futuro en un mundo en el que sea la protagonista, como yo. Eligió una profesión llena de compromisos, con los cuales no estoy de acuerdo. Ella cree que es fundamental para el desarrollo de su carrera profesional aparecer desnuda en la revista Novella 2000. Personalmente creo que no necesita hacerlo, porque ella es una buena actriz.
Usted alude frecuentemente a las miles de cartas que recibe de jóvenes. ¿Qué mensajes recibe?
No muy alegres pero -atención- es normal puesto que la gente que me escribe es gente que tiene problemas, no quien es feliz. Los motivos de inquietud son, por este orden: Primero: el amor y sus misterios e implicaciones. Segundo: la droga, vista no sólo como consumo sino también como miedo, como pesadilla. Tercero: las dudas personales. Cuatro: la existencia de Dios. Cinco: el problema de la propia identidad. Sexto: El instituto, la familia, el trabajo.
Al margen de Vaffanculo, ¿hay algún tema que predomine en el álbum T’innamorerai, que sale a la venta el 15 de enero?
Diría que la libertad que se conquista a través del libre desahogo del amor y de la propia rabia: las dos únicas cosas que permiten alzar el vuelo sobre esta realidad gris e insoportable.
¿Qué es lo que más le preocupa de esta realidad juvenil?
Las «fábricas de ilusiones» como las que aparecen en televisión de la mano de Boncompagni y compañía. Muchas de estas chicas consideran normal meterse en la cama con alguien con tal de medrar en su carrera. Esto me preocupa.
¿Cuál es la canción que considera más significativa de su nuevo disco?
Paura d’amare, porque afronta el principal motivo de infelicidad de los jóvenes de hoy: la incapacidad de amar a otros y sobre todo a sí mismos.
Fuente: Il Corriere della Sera – Luzzatto Fegiz Mario