El «desesperado» Masini vende discos como churros.
No es la primera vez que aparece en la carátula de un disco. Desde hace años su apelativo podía leerse en el interior de algún lp. Bien es cierto que a letra pequeña, casi minúscula y tan solo forzando la vista era posible leer el nombre de Marco Masini. Sin embargo, ahora no existen problemas de ese tipo: el primer disco del cantante florentino, reciente vencedor de la categoría «Novità» del Festival de Sanremo, se muestra en los escaparates de las tiendas de discos de media Italia y los caracteres de su nombre son desmesurados. Las primeras cifras de ventas señalan que no ha pasado desapercibido: 60.000 copias vendidas en tan solo quince días.
Cifras de récord, podría decirse. Y no sólo porque Masini es aún, para muchos, un artista desconocido sino porque es extraño que los «principiantes» italianos lleguen a escalar la hit-parade en tan poco tiempo. «Estoy muy contento», acierta a decir al conocer la noticia. ¿Y qué otra cosa podría decir un cantante que, participando en el Festival de Sanremo, no se esperaba en absoluto acabar en el podio triunfal del certamen? Humildad: una de las cualidades de este cantante toscano que, bajo el aspecto de joven tranquilo, esconde la conciencia de saber estar preparado para dar el salto de calidad. Y este salto de calidad, para el artista, supone dar el salto de músico a intérprete.
«Canto desde los cinco años -explica en tono serio-. He trabajado muchísimo en el piano bar y cuando cantaba la gente me escuchaba con atención. Era una sensación fantástica. Llegó un cierto momento en que necesitaba sentarme al piano y escribir historias que hablasen de mí. Siempre busqué, por otra parte, el contacto con el público y, por esta razón, al principio tuve algunos problemas. ¿El principal? Mi voz, no me gustaba precisamente aunque, finalmente, Gianni Morandi me ayudó a ganar confianza en mí mismo».
Morandi, histórico ganador de aquel Festival de Sanremo de 1987 junto a Ruggeri y Tozzi, con la canción Si può dare di più, aparece en escena para animar al Masini-cantante. «Había arreglado los acordes de la canción -cuenta Marco- y un día probé a cantarlo y Morandi, en lugar de prestar atención a la letra y a la melodía, se interesó por mi voz. Me dijo que tenía madera, que podía tener mi propio registro, que lo intentase. Y así lo hice».
Los resultados se vieron en el Palafiori de Sanremo, durante una noche fría de febrero: Masini aparece sobre el escenario, nadie lo conoce. La orquesta entona las primeras notas de Disperato y él triunfa.
No ha pasado ni un mes desde que salió a la venta su primer lp, titulado Marco Masini y pronto le ha llegado el éxito: 60.000 copias en sólo dos semanas y consenso global por parte de la crítica especializada. «Lo único que lamento es no haber podido mejorar el disco un poco más pero no he tenido suficiente tiempo. Aún así, estoy muy satisfecho porque es un disco enérgico y para mí la energía es fundamental para el recorrido de un álbum».
Por el momento no hay visos de gira inmediata. Es aún pronto para hablar de conciertos aunque están previstos una serie de espectáculos promocionales aún sin confirmación. «Creo que este verano apareceré promocionando el álbum en algún programa televisivo y posteriormente trabajaré con Dodi Battaglia de los Pooh en la preparación de un disco en favor a los enfermos de Sida».
Marco Masini, por el momento, no prevé otros proyectos. ¿Y cuándo te mudarás definitivamente a Milán? «Nunca. Amo demasiado mi ciudad, Florencia. En Milán no podría vivir, voy sólo a trabajar. Por el momento tan solo he cambiado de casa: vivo en un apartamento cercano a mi manager. Así puedo trabajar mejor. Pero eso es todo. No se me va a ir la cabeza, si es lo que quieres saber. El éxito tan solo me ha hecho más responsable».
Qué majo este chico, Marco Masini.
Fuente: La Stampa – Noemi Romeo