Masini a La Repubblica: «Siento la necesidad de denunciar ciertas cosas».

Extrañas voces susurran a pocos días de comenzar el Festival de Sanremo: periódicos y radios evocan hechos históricos, desde la muerte de Berlinguer hasta el rapto de Moro, pasando por brutales noticias de sucesos como el que aconteció hace unos días a una rumana que fue violada en Firenze. Se trata de los aspectos más negros de una Italia malparada, a la deriva, hecha añicos. ¿Y quién es el osado que transladará esta temática al teatro Ariston? Difícil de creer pero será la canción de un Marco Masini que, tras alzarse con la victoria en 2004 con un tema convencional, regresa al festival para mostrar un retrato del país, titulado simplemente L’Italia. «Es un país Italia que nos ha tocado los cojones» dice en la letra, tras haber pasado a pies juntillas por las manos manchadas por la corrupción, tras haber hablado de la alta burguesía que viola niñas indefensas, tras haberse referido a los curas que piden el voto hasta a Dios.
Masini, ¿qué se le ha pasado por la cabeza? ¿Qué le ha sucedido?
No me ha sucedido nada. Creo haber descrito siempre lo que vivía en el momento en que escribía. Puede que haya crecido, cambiado, pero creo haber sido siempre coherente.
Será coherente pero admitirá que un retrato de nuestro país es un objetivo más ambicioso que todos los que ha perseguido hasta ahora.
Sí, es posible, pero también lo era Vaffanculo, que describía la situación de quien se sentía indefenso, marginado. Es más ambicioso desde un punto de vista estético pero no desde un punto de vista intelectual, porque no se trata de política sino de un punto de vista de ciudadano, sin tomar posición: no digo nada que no piensen muchos.
Sí, pero lo dice alto y claro. Y en realidad a usted se le ha atribuido en el pasado una ideología de derechas. ¿Lo reconoce?
Y también decían que traía mala suerte. La realidad es que no creo que esto influya en el modo de hacer canciones. Lo cierto es que crecí en una familia de izquierdas, mi padre o mi abuelo lo eran, esa fue la educación que recibí. Sin embargo a día de hoy no sabría posicionarme ni en derechas ni en izquierdas y, por otra parte, el voto es secreto también para los cantautores. En la canción hay una idea que se retrotrae en el tiempo: esta Italia nunca va bien, desde siempre, desde nuestros abuelos que creían en el trabajo. Hay ciertos valores en los que creo y otros que también son importantes, como los sueños cuando eres joven. Los valores fueron inculcados de una forma y pudieron ser adquiridos de otra. Un ejemplo: la música. La canción de autor tradicional prácticamente ha desaparecido y también el pensamiento político que llevaba a los jóvenes a escribir un determinado tipo de canciones.
¿No querrá sustituir a los cantantes históricos?
No, en absoluto. En absoluto porque tengo que decir que me considero un ignorante, sólo estudié en el conservatorio, pero veo que suceden ciertas cosas y siento la necesidad de denunciarlas. Y también por un acto de amor. Es una canción sencilla, para todos, y cada cual será libre de pensar si está de acuerdo o no.
¿Se espera duras reacciones?
No puedo hacer valoraciones. La canción la canta porque siempre que desahogándome doy lo mejor de mí, no como otras veces que me he contenido. Y finalmente, ¿no es esto lo que debe hacer un artista? El artista se desahoga, ¿no es así?
Fuente: La Repubblica – Gino Castaldo