Marco Masini al encuentro virtual de Mezzogiorno.it: «No hay previsión de cantar en español mi nuevo disco».
Marco Masini ha participado en el encuentro virtual Incontri D’Autore de Mezzo Giorno, donde ha hablado de la posibilidad de cantar en español y sus inquietudes más personales.
Como podéis escuchar, estamos con los fans que se han trasladado hasta aquí, a la redacción de Mezzo Giorno. Recién acaba de llegar Marco Masini, presentando su nuevo álbum, Spostato di un secondo, y también nuestra conexión en directo, perdonad, se ha retrasado un poquito porque Marco ha encontrado mucho tráfico al venir aquí. Marco, por encima de todo, hemos estado desbordados de mensajes en nuestra página, en nuestro correo, a través del teléfono, hemos tenido de reducir el número de personas que podían venir aquí. Además, te leeré los numerosos mensajes que han llegado desde España… ¡Cáspita! ¡Felicidades!
Gracias. Me hace muy feliz escuchar esto y agradezco tantas muestras de cariño. Quería disculparme por la demora, me ha cogido el diluvio universal llegando hacia aquí, por tanto, me disculpo sinceramente del retraso. Me alegra recibir tanta muestra de afecto y estoy muy contento de compartir este viaje que comenzó hace poco más de un mes. Es una gran satisfacción.
Hablemos de este nuevo álbum, que tiene muchos frentes abiertos. Hablemos de tu versión de Signor Tenente, que es un homenaje al gran Giorgio Faletti, del cual eras amigo. Háblanos un poco de él.
He tenido la oportunidad de vivir junto a él un momento particular de mi vida, durante un viaje a la isla de Elba, donde estuve alojado en su casa. Allí tuvimos la posibilidad de trabajar juntos en algunos proyectos, unos vieron la luz, otros no. Esta oportunidad de trabajar a su lado me sirvió para aprender de él su fuerza, su talento, su imprevisibilidad. He aprovechado la gala de versiones del Festival de Sanremo para homenajear una canción que ha estado, en cierto modo, encerrada en un cajón. La gala de versiones, más que para mostrarse, creo que debe servir para homenajear y recordar algo. He tratado de arreglarla de manera diferente y me he emocionado muchísimo interpretándola. Espero que el público también se haya emocionado conmigo.
Hablaba antes de las preguntas que te llegan desde España. Espero que tus fans de abajo del mapa te estén siguiendo gracias al directo streaming de nuestra página web. Me ha llamado mucho la atención la pregunta de una chica que nos ha escrito en español y que, en su momento, te dio El nombre de la rosa, el libro de Umberto Eco, en español. ¿Te acuerdas de ella? Por otra parte, te preguntan si te acuerdas de España y cuándo cantarás en español para ellos.
Son cosas que no puedo decir. Estuve en España en los años ’90. Frecuentemente me preguntan: «¿te acuerdas de mí? Nos vimos en un bar hace veinte años». Es difícil, en efecto. Yo soy de naturaleza despistada y es difícil recordar un momento que sucedió hace veinte años. Me acuerdo de hacer un gran viaje a España en el año 1995, en el que nos divertimos muchísimo cantando en español y donde hice una gira de conciertos promocional en varias radios españolas. Hoy, los tiempos, evidentemente, han cambiado. Si existiera la posibilidad de volver a hacerlo, estaría muy contento, pero es muy difícil que suceda. Los tiempos han cambiado muchísimo. Por tanto, las ganas existen, pero toca esperar todavía. Por el momento, no está dentro de la programación cantar en español. Quizás el próximo año vaya allí a ver un Barça-Fiorentina o un Real Madrid-Fiorentina.
Por tanto, para ir a España habrá tiempo. Como tú dices, los tiempos han cambiado. Precisamente, los fans han incidido en esto: te notan cambiado. Cambiado en las canciones, en el nuevo disco. ¿Qué ha sucedido en los últimos años?
No ha sido cosa de los últimos años sino cuestión del propio recorrido del tiempo. Las arrugas son cosa de cincuenta y dos años de vida, no son cuestión de una mañana en la que despiertas y están ahí. Comienzan a crecer poquito a poquito, comienzan a estar ahí y comienzas a verlas. Este cambio corresponde a mi modo de vida, es hijo de una metamorfosis vital en el amor, en los actos. Se trata de un crecimiento natural, por el que todos, inevitablemente, tenemos que pasar. No sólo sucede a una persona sino a todos y a todo: cambia la música, los conceptos, el modo de ver las cosas, los años… La visión de un joven es distinta a la de una persona que tiene cincuenta y dos años. Cambia la perspectiva, por lo que es normal que cambie mi música.
Muchos cantautores de tu edad hablan con palabras muy similares. Sin embargo, otra cosa que hemos notado que ha cambiado es que ya no dices palabrotas en tus canciones. Se ha dicho que has pasado de escribir Bella stronza y Vaffanculo a componer este álbum donde eres políticamente correcto. Has dejado de ser tan visceral, porque yo misma he comprobado en Spostato di un secondo la idea de pararse un segundo a reflexionar. Partamos de las palabrotas, ¿por qué no las dices ya? Vemos que incluso Beppe Grillo ha popularizado el «Vaffa…», ¿cómo ves el escándalo en el mundo de la canción de hoy?
En mi opinión, las palabrotas ya no existen. Existe la vulgaridad en la exposición de un concepto. Hoy, la palabrota ha perdido un sentido. Creo que se pueden decir las cosas de un modo preciso y con mayor elegancia para evitar decir la palabrota. Hoy día la palabrota se expresa de manera diferente, no como un grito o desahogo. A veces se da mucha importancia a la apariencia y debería incidirse en lo que viene detrás de ella. A mí se me ha considerado como el «cantautor de las palabrotas» sin ni siquiera leer lo que venía detrás de la letra. Es normal que cuando hay un cierto tipo de reacción con algo que acaeció, se pregunte por ello. Con veinticinco años hablaba de una forma que no es con la que comunico hoy, con cincuenta y dos años.
Muy bien. Está el tópico de que los florentinos dicen muchas palabrotas. Renzi no las dice. ¿Qué piensas de él?
No creo que un presidente o ex-presidente en este caso deba decir palabrotas. En el Parlamento se dicen palabrotas y hemos visto risas o burlas en él, pero esto forma parte de la vida y de un sistema de comunicación que hoy llega a todos y entra en los detalles. Antes teníamos un sistema de comunicación que protegía el engaño y protegía un cierto tipo de compromiso que en política se usaba para conseguir cierto tipo de equilibrio. Hoy se descubren cosas que antes no se decían pero que existían igualmente. Antes los políticos eran buenos porque no existía este tipo de comunicación que se centraba en los detalles y que quizás no se atrevía a decirle a un político «tú has hecho esto», ya que se le paraba o arrestaba. Hoy es diferente: hay libertad y debe ser así. Tenemos derecho a tener este tipo de información y cada secreto o gazapo nos llega y este tipo de evolución es buena.
De tu último álbum me ha gustado mucho La vita comincia. Es una canción preciosa para aquellos que indagan en sí mismos. Un fan pregunta si hay algo que no volverías a hacer.
No, no hay cosas que no volvería a hacer. Si no hiciera algunas cosas o cometiera algunos errores, no sería lo que soy hoy. Soy muy feliz de lo que soy ahora, por lo que no tocaría nada, ya que alteraría el equilibrio y modificaría la realidad. Esto se ve en las películas donde se habla de las máquinas del tiempo. Afortunadamente y desafortunadamente, la máquina del tiempo no se ha inventado. Algunas vidas necesitarían modificarse, sobre todo las más desafortunadas o tristes, aquellas donde el instinto prevaleció sobre la razón o quizá cierto tipo de locura prevaleció sobre la lucidez. Yo, personalmente, estoy muy contento de haber hecho lo que hice, de lo que viví, de los errores que cometí, no por lo que aprendí, ya que nunca se deja de aprender, sino porque gracias a ellos adquirí un escudo que nos permite vivir de manera más adecuada y fuerte.
Tenemos más preguntas. Algunas de ellas se refieren al videoclip de Spostato di un secondo, que tiene un final abierto. ¿Tú cómo entiendes el final? ¿Crees en el destino? Yo sé que tú eres ateo. Si pudieras añadir tu idea, digamos religiosa, del mundo estaría muy bien.
Las religiones acabarán por transformarse. Sólo tenemos que ver hace millares de años, cuando se explicaba el viento como la ira de los dioses. Creo que hoy podemos ir hacia una estabilidad, una paz y un equilibrio personal, que la propia religión quita. Esto no quita que sienta una enorme admiración hacia los creyentes, porque la fe es algo que te salva siempre. Quien no cree está en riesgo de equivocarse. Dios te encuentra siempre en los momentos de dificultad. Quien no lo ha encontrado, se arriesga a perderse a sí mismo. Yo soy ateo porque creo en la ciencia y en lo que dicen los científicos: un creador debió nacer antes del universo pero el universo dio vida al tiempo, ergo si el tiempo nació con el universo, no existió un antes. Por tanto, ningún creador pudo crear algo que ya existía antes. Yo creo en esto y creo muchísimo en la astrofísica, he leído bastante de mecánica cuántica, más allá no he ido porque es muy difícil para mí pero, aún así, creo que la fe y Dios están dentro de nosotros y creo en el hombre y en el valor, en la espiritualidad, en la posibilidad de podernos unir en señal de paz y amor, en señal de evolución, pero esto depende de nosotros mismos y de un espíritu de sacrificio y voluntad interior, de la fuerza de buscarnos a nosotros mismos y no de un otro que se asemeje a nosotros.
Otra fan nos pregunta por Tu non esisti. Preguntan si es una canción autobiográfica y si hablas de la misma persona que en Bella stronza.
Tendría sesenta y tres años. No, partimos siempre de algo cercano para poder contar la historia de los demás. Lo hacemos usando lugares comunes, usando imágenes que te vienen en ese momento en mente, que te dan una emoción o un escalofrío. Ayer vivías una historia de amor en que sufrías, te enrabietabas y gritabas: «Bella stronza«, hoy la ignoras: «Tu non esisti«.
Te aplauden tus fans que están especialmente contentos. Es el poder de una canción, la confrontación con las propias historias. Es la magia de canciones que tienen letras significativas. A propósito de letras significativas con estribillos pegadizos, ¿qué nos cuentas de Sanremo? ¿Qué opinas de aquellos que dicen que la canción del karma no mereció la victoria?
No, pienso que quien hace cábalas, merece ganar. Yo creo que la canción es buena. Soy un entendido de fútbol pero no de música. Cuando escuché la canción pensé: «es muy buena». Luego cuando vi el mono encima del escenario y leí la letra, que es muy buena, entendí que la canción estaba subiendo, que estaba funcionando. Por tanto, en mi opinión, ganó una canción merecida, que tiene más de cincuenta millones de visualizaciones en Youtube. Cuando alguien tiene esos números es porque ha hecho un buen trabajo. De mí también decían que no era bueno cuando vendí un millón y medio de copias de Malinconoia y representaba a una generación y un pensamiento. En este momento están compartiendo un pensamiento que no es banal, la idea de Gabbani no es para nada banal. Puede parecer sencillo musicalmente pero juntar de esa forma una letra y una música así sólo puede significar que se merece realmente el éxito.
Comparto tu opinión porque la ligereza aparente de esa letra no representa lo que realmente es. Hubo un momento donde pensaste realmente en retirarte de la profesión de cantautor. ¿Qué pasó?
No, decidí retirarme como cantante pero habría seguido trabajando como autor. Sucedió en un momento de crisis profesional y creativa. En todos los sectores sucede. Tuve siempre a mi lado a un grupo de seguidores que me acompañaron, que me siguieron desde principios de los años ’90 y me dieron los estímulos necesarios para continuar.
Llegaste a sufrir algo muy duro: las calumnias. ¿Qué piensas?
No creo haber llegado a sufrir calumnias. No existen. Existen las modas, las etiquetas. Delincuentes que hacen de la calumnia un arma, son otros. No creo haber sido víctima de nada. Creo haber vivido un momento en el que la moda y la tendencia era la de aplicar un cierto tipo de etiqueta a todos: a los cantantes, a los compañeros de clase… En aquel momento quise mostrar que tenía un cierto tipo de trabajo, de idea y de filosofía que entraba en discusión con los demás. Sucede en todos los sectores: en los negocios, en la administración. Hay siempre un motivo por el que luchar. Esto es lo bonito de la vida: te da siempre una segunda oportunidad para mostrarte de nuevo, para combatir, tengas cincuenta o sesenta años. La vida comienza cada día, como decía en la canción que te gusta. Necesitamos disfrutar de cada día y disfrutar cada día como si fuera algo único.
Otro fan nos pregunta con qué artista te gustaría hacer un dueto o te habría gustado hacerlo.
Ray Charles, pero concretar un momento va a ser un problema. Es broma. Artistas con los que hacer un dueto habría un montón. No hago una lista porque nos tiraríamos seis días. Creo que los duetos deben surgir de manera instintiva, no pueden hacerse a escuadra y cartabón, para vender discos. Son cosas que deben salir cuando menos te las esperes.
Sucede mucho en la vida de los cantantes, que surgen las cosas de repente, de manera inesperada. Por ejemplo, la vez que ganaste Sanremo, ¿qué significó para ti?
Fue una emoción grandísima por reencontrarme con mucha gente, no por el trofeo. Obviamente, mejor ganarlo que perderlo pero se ha demostrado que no siempre el que gana, consigue conectar con el público. Fue bonito el resultado comunicativo de la canción y de mi momento, que compartí con mucha gente. Venía de un momento difícil y pude llegar a compartir una canción que entendieron y compartieron. Fue muy bonito.
Otro fan pregunta si volverías a escribir Vaffanculo. ¿Escribirías de nuevo una canción así?
Si volviese a 1992, volvería a componer Vaffanculo, claro. Era su momento. No hay manera de salir de esa hipótesis. Hoy no la escribiría, hoy no.
Estamos terminando pero quería ver entero tu tatuaje. Está escrito en tu brazo «Anna».
Era mi madre. Lo sigue siendo ahora.
Debemos terminar este encuentro virtual. Hemos conocido a Marco Masini, le hemos escuchado, hemos hablado de religión, de música, de Sanremo y del karma. Gracias Marco y mucha suerte.
Gracias.
Fuente: Incontri D’Autore, Mezzo Giorno – Enrica Simonetti