Marco Masini a Il Corriere Della Sera: “Con el éxito sacrificas tu vida privada».
«El éxito no te da la felicidad, para nada». Palabras juradas de Marco Masini -Florencia, 28 años-, que ha pasado en tres años del total anonimato a convertirse en una celebridad con su grito Disperato y su himno a la Malinconoia. El cantautor es amado sobre todo por adolescentes que inundan su casa de cartas afectuosas y que se agolpan bajo el escenario de sus conciertos rozando el delirio en sus ojos. En cambio, él, sufre la soledad. «El éxito me ha permitido ganar dinero para comprarme una casa pero ha provocado el naufragio de mi historia de amor: tras cinco años hemos roto mi novia y yo. Estaba celosa de mi popularidad. Ella trabajaba de actriz secundaria pero se le metió en la cabeza convertirse en actriz principal para tener su parte de aplausos».
Encerrado en un estudio de grabación cercano a Orvieto, desde donde trabaja en la elaboración de su tercer disco, Masini habla de las obligaciones de ser un personaje público: «Sacrificas tu vida privada, te es imposible tener relaciones personales con naturalidad. Tienes miedo de que las relaciones no sean reales, de que sólo quieran estar a tu lado por alardear; te sientes constantemente amenazado por la envidia, los celos, la hipocresía y el interés. Cuando tienes éxito eres amado pero también muy odiado. En este sentido me siento más desesperado que antes, cuando empalmaba la comida con la cena tocando el piano en el bar».
Desde que se ha vuelto el ídolo de las jóvenes, Masini confiesa haber notado que sus amigos le han dado la espalda: «Han cambiado, no me llaman ya para decirme: «Vamos a comer una pizza». Quizás tengan miedo de que haya cambiado. Algunos de ellos me han acusado explícitamente de habérseme subido el éxito a la cabeza porque vivo en una casa rodeada por una alambrada en una colina. No entienden que he tomado esta decisión porque no he tenido más remedio». Sin embargo, el calor de los fans calma la amargura: «Cuando estás de gira vives como un gitano, tienes nostalgia de tu hogar, sueñas con tener una familia y estar delante de una chimenea pero, al menos, estás con tus músicos y sientes el contacto del público. La soledad la he sentido sobre todo en este último año en que he podido descansar».
Fuente: Il Corriere della Sera – Pozzi Gloria