Ya no te amo.
Ya no te amo.
(Jesús Ángel Rosado Soto)
Y ahora vuelves aquí, como si nada,
con tu bella cara, que me ha arrancado tantos «sí»,
y te mueves segura entre las habitaciones que conoces,
entre mis platos de ayer y nuestros recuerdos.
Hace casi un año que faltabas.
Un año que intento arrastrar lejos
todas tus cosas, de mi casa y del alma.
Y cada vez es un esfuerzo en vano si después
queda siempre algo enredado, olvidado en los cajones.
Y ahora
reapareces así, con la estudiada estrategia
de quien nunca ha perdido
pero buscas mis ojos y me preguntas qué pasa.
Pasa que ya no amo
y ya no te odio,
¿no ves?
Y cuántas veces he soñado que te lo gritaba
y en cambio te lo digo suave,
ahora no me parece real.
Que ya no te amo,
ahora puedo estar sin…
…ti que te asfixiabas conmigo entre estas paredes
(y sueños simples)
a las que he dado patadas y puñetazos solo por no tocarte y no equivocarme yo
y ahora confiesas que -tal vez- has entendido, quizá,
que volverías, que nada es imposible pero
dime dónde estabas ayer.
Algo de ti
otra mujer robará,
hasta dejarte sin nada.
Ya no consigues darme miedo,
será mejor que te vayas.
Porque ya no te amo
y ya no te odio,
¿no ves?
Y no hay ni gusto ni venganza en el renunciar a ti así,
ahora ya no me alcanzarás
aunque intentes tocarme.
Me equivocaré, no lo sé,
no creía
que también yo fuese a tener un futuro.
No, no, ya no te amo.
Ahora puedo estar sin ti.
Sin ti.
Y después, dando un portazo, me vomitas un «adiós»
pero tú lo sabes bien, también sobrevivirás,
yo estoy empezando ahora.