MASINI: la dirección más sensata.
¡Ay! Hay que ver lo que cambia de ideas este hombre: mientras, el resto continúa provocándolo. ¿Y él qué hace? Reacciona como puede, mudando de piel continuamente. Lo hizo por primera vez en el ’98 con Scimmie –su álbum rock- que no convenció a sus fans y que le obligó a regresar tras sus pasos. En el 2001 volvió a incidir en el género melódico con Uscita di sicurezza, relegado a un segundo plano por los medios de comunicación y por su propia discográfica. Masini recibió multitud de infamias, fue denostado, insultado. Las críticas más bonitas que recibe le muestran como aburrido y como mierda, habiendo quien le etiqueta de gafe. Disculpen las palabras malsonantes, pero estamos seguros de que no ofenderemos la sensibilidad de los fans de Marco -en el fondo él mandó a «tomar por c…» hace más de diez años-.
De todos modos, chapó por este hombre que aún estando bastante curtido, aún renegando de su propia coherencia («la virtud de los estúpidos», que diría alguien) y aún anunciando su retiro definitivo de los escenarios, no lo pudó resistir y regresó con ..Il mio cammino, presentándose posteriormente al festival de Sanremo más comprometido de la historia, el del 2004. Festival que -justo como Masini- no siguió las reglas y lo premió gracias al televoto de sus fans, los únicos que no le abandonaron.
No obstante, el cantante florentino, en esta ocasión, ha pecado de actuar con cierto descaro. Su L’uomo volante, además de ser una de las canciones más interesantes del pasado Festival de Sanremo (según quien la ha votado, obviamente, la mejor), es bonita, se hace escuchar, tiene una buena letra. Podríamos afirmar que abre más que dignamente esta reedición de ..Il mio cammino, con motivo del post-Festival. ¿Sobre el resto del álbum, qué decir? El esfuerzo creativo no ha sido excesivo: tan solo cinco falsos inéditos -ya que tres de ellos se incluían en ..Il mio cammino– y nueve éxitos reversionados. Bien es cierto que los inéditos están logrados, siendo lúcidos, muy de autor (descatando las notables Io non ti sposerò y Benvenuta; en cambio E ti amo recuerda demasiado a Baglioni). A su vez, las versiones de los viejos éxitos son divertidas y las canciones, en sí mismas, óptimas (como se deduce de la palabra «éxitos»). Por ejemplo, quien hubiera olvidado lo bonita que era Dal buio puede volver a escucharla y también es de recibo defender el valor de canciones como Disperato, Caro babbo y Ci vorrebbe il mare.
De todas formas, el hecho es que cinco inéditos son escasos. Pero, siendo honestos, ¿qué podría hacer Masini? ¿Lanzarse al vacío, escribiendo un nuevo álbum de inéditos con el riesgo de ser por enésima vez maltratado por los medios y las listas de ventas? Lo lógico era pensar: «Venga, probemos. Compongamos cuatro o cinco canciones, cojamos las viejas y cantémoslas en versión jazz, dance, R&B. Si funciona, perfecto. Si no, vaffanculo«. De nuevo.
Fuente: Rockol – Paola Maraone