Marco Masini a TV Sorrisi e Canzoni: «Malinconoia es un álbum realista, compuesto por auténticas crónicas de vida».
Un brindis que bien vale un primer puesto. Clasificarse en el podio del Festival de Sanremo tras Cocciante y Zero, superando a todos los demás, significa alcanzar el título de ser el más joven de los tres ganadores. Por si esto fuera poco, su nuevo álbum, Malinconoia, es líder en la lista de ventas. La próxima reválida le llegará en abril, cuando debutará con su primera gira. Marco Masini atiende a TV Sorrisi e Canzoni en un interesante reportaje donde «brinda» por su éxito y repasa en primera persona todos los secretos de su segundo disco y de lo que acontecerá su primer tour.
Masini realiza las pruebas de audio en una antigua villa cercana a Milán que tiene el aspecto de un castillo o de un convento. Hoy es un hotel de lujo. En el salón del enorme camino de piedra se amontonan los instrumentos musicales. Sobre la superficie delante de la villa están montando el escenario. «Se monta ahí para probar las luces y el cableado -precisa Marco-. Nosotros tocamos dentro».
Masini da órdenes, intercambia ideas con sus colaboradores, responde al teléfono móvil -que le robaron en Sanremo pero que ya ha reemplazado-. Tiene mirada y autoridad de mánager y expresión dinámica y viva.
A mediados de mes -Abril- comienzas tu primera gira. ¿Estás emocionado?
Un poco sí pero debuto en Florencia. Juego en casa.
Y además tienes experiencia en conciertos, con los teclados.
Una cosa es estar encima del escenario con el micrófono en la mano y otra muy diferente es estar detrás. He tocado con Umberto Tozzi en el Royal Albert Hall de Londres. Me he cambiado en el camerino donde estuvo Paul McCartney. Estaba su nombre puesto en la puerta. Pero mi única experiencia es aquella.
Malinconoia va como un tiro en ventas. Sin embargo, es un disco triste, tristísimo, pesimista, diría que nihilista, incluso.
¿Tú crees?
La verdad es que no. Te estoy provocando. En todas las canciones hay siempre una pizca de esperanza.
Claro que lo hay. Es un álbum realista, para nada nihilista. Cuenta cosas que suceden, crónicas de vida. Nadie diría que el telediario es pesimista. Sí que es verdad que cada historia está expresada en forma poética. Trato de ayudar a los chicos a aceptar la realidad tal y como se muestra y a encontrar su propio camino.
Tratemos de ahondar en esas pizcas de esperanza, canción por canción…
En la canción de Sanremo, Perchè lo fai, hay un dulcísimo susurro de invitación: «Se ritornassi libera, se ritornassi mia…» («Si volvieras a ser libre, si volvieras a ser mía…»). Es una señal de salvación. Il niente, que puede parecer la canción más desesperada, dice que debemos ser felices con lo que tenemos.
¿Cómo es que, precisamente Il niente, tiene un sonido tan rock?
Es muy rock. Y ese mensaje repetido del vacío, de la «nada», encuentra su confrontación en varias frases esperanzadoras: «Eppure c’è ancora qualcosa che vale… o La vita è un ragazzo che urla il giornale» («Sin embargo, siempre hay algo que vale -la pena-… La vida es un chico que grita el periódico»). Cenerentola innamorata es la canción más positiva del álbum: una chica joven que se ha quedado embarazada renuncia a abortar y finalmente tiene al hijo: «Tu sorridi a un amore nuovo… ed in macchina vuoi cantare. Sei felice come una sposa perché adesso lo sai che fare» («Tú sonríes a un nuevo amor… y en el coche quieres cantar. Eres feliz como una mujer casada porque ahora ya sabes qué debes hacer»). En este caso no es sólo una pizca de esperanza: es la misma vida que irrumpe y triunfa. Es el amor.
Positiva también Chi fa da sé. En cambio, en este caso, el desenlace final es amargo: «Perché l’amore non si fa da sé…» («Porque el amor no se hace a sí mismo…»).
Se podría decir que es incluso un recurso dramático. En la vida tratamos de llegar a ser alguien, se piensa que hemos conquistado el mundo y de repente te das cuenta de que todo es inútil si no tienes amor. Y no me refiero sólo al amor que se siente hacia una chica. Cuando hablo de amor, hablo de comunicación, solidaridad humana, fraternidad.
Malinconoia, que da nombre al Lp, merece una mención aparte.
Sí, sobre todo porque muchos escriben Malinconia… y, en cambio, es la síntesis de dos palabras: malinconia (melancolía) y paranoia. Ésta última, muy usada por la juventud, supera al aburrimiento: es, más bien, desidia, molestia por todo, sentimiento de vacío e inutilidad (Marco hace esta aclaración para evitar la posible confusión de creer que la palabra malinconoia está formada por las palabras malinconia y noia, que significa aburrimiento). Yo mismo he experimentado cuando era más joven esa sensación de paranoia en el bar. Todos jugando juntos al flipper en el mismo bar, con amigos y no tan amigos. Si hablamos de chicas, que ella quiere contigo o no… La barra del bar a la que hace referencia la canción al comienzo, con sus taburetes tambaleantes… Hasta cierto punto, se llega a estar paranoico consigo mismo. No sabes realmente si eres tú el que está equivocado o los demás. No hay comunicación y hay casi miedo a confiar en alguien.
Deja una rendija a la esperanza con ese «La vita non è qui…» («La vida no está aquí…»). No llego a ver esa luz en Fuori di qui, una canción con una abrumadora sensualidad .
Una situación, por otra parte, muy común en la vida en pareja. Ella tiene una aventura con una tercera persona. Él les descubre juntos y quiere echarla de casa pero la desea y confiesa: «Ho bisogno lo sai di quest’ora di pace…» («Sabes que tengo ganas de esta hora de paz…»). No creo que sea sensualidad sino sentimiento.
Ese deseo también se aprecia en Ti vorrei.
Cuando una persona no parece encajar con otra, se busca una salida. Él es un paranoico mientras que ella no tiene nada que ver con su carácter. Ella vive la vida de un modo superficial, irracional y así vive más feliz que él. Quizás él necesite precisamente una persona así.
En la canción La voglia di morire concluyes: «… l’amore ucciderà la voglia di morire» («…el amor matará el deseo de morir»).
El amor como valor único, por el cual vale la pena vivir. En cuanto a todo lo demás, siempre habrá alguien que esté peor que nosotros.
¿Eres el protagonista de las canciones?
Lo soy en algunas pero en otras son situaciones que me han tocado de cerca sin que me pertenezcan de manera directa. No hay que olvidar que formé parte de los «ultra viola», los ultras de la Fiorentina.
Pero tú a día de hoy eres un personaje positivo. Trabajas, compones… en cierta parte no perteneces al mundo que evocas en tus canciones.
Sí, yo soy un ganador. ¿Pero qué tiene que ver? El 50-60% de los jóvenes tiene problemas de frustración, de marginación, falta de comunicación, situación de desempleo. Yo no canto sólo para mí, canto también para este colectivo, para los que no han triunfado en la vida. Y compongo música. He conseguido salvarme pero hay determinados problemas que me afectan y los hago míos también. Tengo éxito, obtengo beneficios y mientras tanto trato de enseñar a los jóvenes a tener fe en sí mismos.
Sanremo ’90 y Sanremo ’91: ¿en qué se diferencian?
Te lo sintetizo: 1990, ilusión por ganar; 1991, miedo a perder.
¿Qué te dijo Renato Zero?
Me dijo: yo he dado voz a los chicos que tenían problemas. Lo dejo. Continúa tú por mí.
¿Qué capricho te has dado por la posición en el Festival de Sanremo?
Una única frivolidad: un coche deportivo Lotus rojo «Elan» 1.600, turbo inyección, 16 válvulas. Está ahí fuera. Si quieres, ahora vamos y lo vemos.
Fuente: TV Sorrisi e Canzoni – Gherardo Gentili