El puesto de las fresas.
El puesto de las fresas.
(Eduardo de Alejandro Moreno)
Venga, corre más,
piernas frágiles que el cielo hará sudar,
ven conmigo,
que otra vez sola no me apetece,
comeremos nuestros cuerpos crudos aquí,
volaremos desnudos sin límites.
Nuestros ojos cerrados,
para no despertarse nunca,
en las esquinas invisibles,
de un mundo que no quieres.
Y corro todavía y corro yo,
pero no encuentro nunca
en esta carrera inmóvil
el puesto de las fresas.
(Y cambio escena)
Venga, corre más,
hasta el margen de esta realidad,
que está cansada de si misma,
ven a tomarme, que sin gravedad
resbalo en tí,
los remordimientos de mis
puños tímidos
se curan con sueños
de nuestras lívidos.
Con los ojos cerrados,
para no despertar jamás,
en los instantes perdidos
de lamentos que no quieres.
Y corro todavía, corro yo
pero no te alcanzo nunca,
en esta carrera inmóvil
si no me ayudas.
¡Porque no existe otro
oasis dentro del alma
donde hemos nacido libres!
(Y corre entonces)
Y corre entonces, corre fuera
y no te pares nunca,
en esta carrera eterna
hasta el puesto de las fresas.
¡El puesto de las fresas!
¡El puesto de las fresas!