Marco Masini en el Campus Della Musica 2016: «La música melódica nunca ha sido considerada cultura en Italia».
Campus della Musica 2016 es una idea original de Claudio Fabi -productor musical y padre del artista Niccolò Fabi- y Carmen Fernández que tiene como objetivo principal la promoción, producción y difusión de jóvenes talentos musicales. La tercera edición se ha celebrado en Florencia y se ha incluido dentro de la programación de la Estate Fiorentina 2016.
Durante dos días, el Campus della Musica realiza una serie de encuentros, talleres y conciertos que pondrán en contacto a jóvenes artistas emergentes con grandes profesionales de la música italiana. Marco Masini estuvo presente en un evento que aglutinó artistas de la talla de Niccolò Fabi, Mauro Pagani, Alberto Fortis o Marlene Kuntz. La aparición de Marco Masini tuvo lugar a las 18.00h. y en ella realizó un breve coloquio que reproducimos en estas páginas.
Hola Marco, nosotros nos conocemos porque tú eres amigo de mi hijo, ¿verdad?
Compañeros en el centro del campo, sobre todo.
Jugáis juntos, ¿no es así?
Jugábamos, porque yo lo he dejado. Pero para mí ha sido un verdadero honor jugar con un gran jugador como él, un jugador importante… porque él es un jugador importante además de un gran artista. Es un buen centrocampista, lo querría en Florencia… de este tema hablaremos luego.
Sería su segunda carrera.
Tenemos una sorpresa para Marco. Sabemos qué día es mañana (día de su quincuagésimo segundo cumpleaños).
Yo también lo sé, por desgracia… ¿Lo digo? Es el día que juegan la Fiorentina y la Roma. Es un partido difícil, esperemos que termine bien.
Mañana es un día especial, nosotros queremos hacerte un regalo.
Si ganan, ¿no?
Acto seguido una joven artista interpreta Ci vorrebbe il mare en versión acústica.
Muchas gracias. Ha sido una actuación muy lograda.
Bueno, Marco, yo te conozco desde hace más de 20 años y de ti recuerdo que te «odiaba» porque eras muy gritón. Un día hablando con Giancarlo Bigazzi le pregunté si creía que en la música italiano había sitio para alguien que cantara de manera tan agresiva. Él me dijo que cuando hay corazón y contenido humano, la voz se vuelve tan solo un instrumento. Es decir, que si la canción era la adecuada y las palabras eran sinceras, el público la recibe pese a tener cierta tradición melódica que, por otra parte, compartes. Tiempo después, estando en España, un día hablando con Niccolò, éste me dijo: «Pero tú estás en Florencia… ¿por qué no llamas a Marco?» Me dijo esto porque te estima…
Sí, yo también le tengo gran estima. La Nazionale Cantanti ha servido para conocernos. Yo sigo su carrera porque, en mi opinión, es un verdadero poeta, que va más allá del aspecto comercial de la música. Se ve que escribe cosas que realmente siente, con una síntesis y una simplicidad increíble. Para mí es realmente un poeta. Es una persona que tengo en alta estima porque simpatizo muchísimo con aquellas personas coherentes, como él. Y acudir a este Campus ha sido algo realmente instintivo para mí.
Marco, yo querría preguntarte acerca de un aspecto relativo a tu identidad artística. Es palpable en tu obra tu gran «toscanidad», la influencia de Florencia. Querría saber: por una parte, Florencia de los años ’90, la de tus inicios; por otra, Florencia hoy. ¿Cuáles son las diferencias en cuanto a inspiración, que te llevan a componer de manera diferente a día de hoy con respecto a ayer?
No creo que sea Florencia la que me inspire a componer sino que es la vida misma y el tiempo. Se escribe siempre de acuerdo a lo que se siente, a lo que se ve. Florencia ha cambiado, obviamente. Ha sido una fuente de inspiración indispensable y necesaria. Siempre fue un punto de referencia en mi vida pero al final siempre he escrito de acuerdo a mi propia vida. Florencia ha cambiado a nivel cultural, a nivel histórico, pero la cultura florentina siempre ha mantenido cierta coherencia. Como le decía a Claudio, yo pertenezco a una escuela importante, en la que he trabajado con un gran productor, quizás el último, Giancarlo Bigazzi, que me ha enseñado muchísimas cosas, algunas las he podido adquirir, otras no porque no podía llegar a comprender su genialidad. Al fin y al cabo, se trataba de Giancarlo. Cuando no puedes, no puedes. Pero sí que he asimilado ciertos aspectos técnicos de organización, de redacción de una canción, de comprobación. He pertenecido a esta escuela florentina que, no obstante, compartía métodos e ideas de otras escuelas, de otros productores importantes. Al fin y al cabo, Giancarlo no sólo era un productor sino también un gran autor. He tratado de aprender de Florencia la pasión, el sentimiento. Florencia es pasional, es muy caliente con sus sentimientos, también polémica… yo todo esto lo he adquirido de una forma natural porque al final el que es florentino es florentino. He tenido la fortuna de nacer en Florencia, con el vasto patrimonio cultural que tiene, de la cual su fortaleza podría llevar mucho trabajo, atraer muchísimo turismo… es algo que si no lo ves, no lo crees. Aún con todos sus defectos, con sólo esto me basta para creer en Florencia. Y Florencia siempre ha sido lenta, en el sentido de que tienen las ganas de cambiar pero no cambia o quizás cambia pero mantiene al final las mismas ideas, la misma programación… por eso, espero que a partir de ahora se pueda iniciar un recorrido evolutivo, también artístico, porque sus artistas siempre tenían que moverse a otras ciudades. En relación a la pregunta, aunque yo he estado atento a lo que acaecía en mi ciudad, la inspiración me venía de acuerdo a la vida en general.
Campus della Musica tiene como objetivo potenciar el talento de la ciudad de Florencia, no sólo Florencia, también de otras ciudades, pero la idea, el núcleo, es compartir el conocimiento, aprender los unos de los otros y crear cierta seguridad en estos jóvenes talentos. Querría preguntarte si crees que ésta y otras iniciativas dan un punto de esperanza a aquellos que creemos en este trabajo, tratando de aprender de todos, donde mejorar gracias a la contribución de cada uno, o piensas -como me dicen algunos- que esta idea es un sueño, una idea idealista dentro de esta Italia mercenaria. Querría saber si este tipo de iniciativa tiene un impacto positivo y cuál sería ese impacto positivo.
En el mundo actual está claro que trabajar en esta profesión es un sueño. Al final, el gran objetivo es disfrutar con esta pasión y ponerla a disposición del resto y viceversa. En cuanto al tema de los sueños, estamos en Italia, y los resultados que se podrían obtener son difíciles de prever, pero creo que algo positivo siempre se puede extraer, quizás no el ciento por ciento del objetivo buscado, pero sí algo que propicie alimentar el amor hacia esta profesión y, más allá de la profesión, hacia la propia música, porque al final la satisfacción es la misma componiendo música por trabajo que por placer personal. Es más, el profesional de la música debería componer por puro placer personal, no por trabajo. Al final existe cierta responsabilidad. A mí me apasiona la música y la siento como un placer personal, como una satisfacción personal. He crecido escuchando muchísima música y, este hecho, es importante pues te descubre nuevos universos: descubres qué te gusta, qué no te gusta, qué puedes hacer mejor, qué no puedes mejorar. Si escuchas música, recibes nuevas ideas, entiendes conceptos que absorbes, que metabolizas, que pones en práctica si es que intentas probar, y quizás modificar, de acuerdo a tu manera de sentirlo, con la letra, con la música… y creo que ese conocimiento compartido puede ayudar muchísimo a alcanzar ese sueño.
Yo también soy partidario de esa idea. Antes comentábamos las iniciativas que existen de dar mayor protagonismo a la música en nuestras escuelas.
Por desgracia, la música nunca ha sido bien considerada en nuestro país. A pesar de ser la banda sonora de nuestras vidas, la música nunca ha sido considerada como algo importante en la economía italiana. Esta es una gran diferencia con muchas otras naciones -quizás este tema lo habéis sacado a colación antes, no lo sé-. Más allá de esto, creo que este país nunca ha reconocido la música italiana como cultura, porque la música melódica no ha estado reconocida como cultura, a la altura de la literatura u otras artes.
Creo que la música forma parte del arte popular que la economía de cada país exporta al extranjero. Porque sabemos perfectamente que si vemos las películas americanas es porque los directores y productores americanos tienen un soporte, una multinacional que sufraga el proyecto. Estos proyectos promocionan la imagen de un país, como son los jeans, los años ’50… etc. Y durante estos años, he contemplado que el único pueblo que se vendía a los americanos era el pueblo italiano. Los chinos, los mejicanos… sí, importaban cultura americana pero daban soporte propio a la cultura de su propio país, como la poesía en España. Nosotros no. Y es nuestra culpa, es culpa de una especie de esclavitud que no sé de dónde procede, no he estudiado a fondo el tema. Lo cierto es que lo que me hace creer en el Campus y en el hecho de compartir conocimiento, es que, el que ama la música, no habla de economía. No habla de dinero. Obviamente, va implícito en el trabajo, en el contrato. Pero realmente este Campus nace por el amor a la música, nace por hacer entender qué es la música y creo que es necesario hacer este Campus en Florencia porque no es buen momento para la ciudad, pese a que es impresionante como belleza artística. Querría conocer la opinión desde el punto de vista de la intelectualidad florentina: ¿cómo ves la situación de Florencia? ¿Hacia dónde va Florencia? ¿Cómo gestiona su talento?
Un gran defecto de esta ciudad ha sido siempre el de limitar las posibilidades a su talento, con lo cual, todo su arte, su cultura, se limita a abrirse hacia su interior. Entonces tiene escasas posibilidades de desarrollo. No sé si esto llega a ser un defecto porque la persona que vive la cultura florentina está orgullosa. Sin embargo, posiblemente, en otras ciudades la cultura se expande mucho más aunque quizás está menos preparada acerca de lo que es la historia de la propia ciudad y de lo que ha significado en el tiempo. Entonces, más que un defecto, es un precio que debemos pagar los florentinos pero seguramente Florencia debe dar un paso adelante en esta cuestión, tener un objetivo más sólido. En mi opinión, todo dependerá de lo que suceda en los próximos diez años porque la tecnología está limitando mucho el arte desde un punto de vista creativo ya que a pone los medios a disposición de todos y, en mi opinión, a medida que tecnológicamente vamos hacia adelante, la explosión creativa y cultural de una ciudad se limita a lo que la tecnología le puede ofrecer. Entonces, quien aprendió ayer, ya aprendió. Quien debe aprender mañana, quizás deba sacrificarse un poco más porque si se limita a satisfacer lo que demandan los medios de exposición, más tarde se dará cuenta de que no aprendió lo suficiente.
Fuente: Campus della Musica