Marco Masini a Ticinonline: «Existe otra Italia, con valores de familia y cultura del esfuerzo».
«¡Italia es un país que nos ha tocado los cojones!». Así cantaba Marco Masini hace pocas semanas en el escenario del Teatro Ariston del Festival de Sanremo. Un grito de denuncia contra el país transalpino que no pasó desapercibido por la organización del Festival. Una crítica que forma parte de L’Italia… e altre storie, el nuevo cd del cantautor florentino, a la venta desde hace unos días. Masini muestra al medio digital Ticinonline las historias que componen este nuevo álbum.
Marco Masini, se ha publicado recientemente tu nuevo disco, titulado L’Italia… e altre storie. L’Italia ha sido la canción que has presentado al Festival de Sanremo. ¿Qué otras historias encontraremos en tu nuevo trabajo?
Mira, este es un trabajo que refleja mi momento actual, el que actualmente estoy viviendo. Cada disco es hijo de su propio tiempo y éste refleja mis cuarenta y cuatro años. Las historias son sensaciones que yo relato a través de experiencias de amigos, a través de propias experiencias personales, a través de emociones que he vivido directamente y que he compartido con otras personas. Son historias que hablan de amor, pero no de un amor hacia una mujer sino hacia nosotros mismos, de amor a la vida, de amor a un ser querido. Son puntos de referencia que se pierden al crecer: las ganas de volver atrás, las ganas de sentirse aún niños, las ganas de revivir una adolescencia, una infancia, los olores… Todas esas sensaciones que forman parte de la vida y que, al comienzo, llegan; luego se pierden y después se reencuentran al crecer.
Sobre el escenario del Festival de Sanremo, cantabas «¡Italia es un país que nos toca los cojones!»: ¿qué te produce malestar de tu país?
Este es un país que va mal desde hace mucho tiempo. Es un país que no da tiempo ni espacio a quien comienza un proyecto, ni siquiera en política. Frecuentemente, incluso, quien comienza un proyecto es abandonado o discutido por el propio partido político. Se trata de una cuestión histórica, de compromisos históricos que finalmente no se realizaron y en los cuales creían nuestros abuelos y padres. A esto se le suman diferentes actos violentos que vemos todos los días en los periódicos y que personalmente me repugnan. No puedo hacerme a la idea de que nadie intervenga para tratar de evitar una violación o para evitar que no le suceda nada malo a personas que pasean tranquilamente en el parque -y hablo de menores de edad-. Ante esta inmigración incontrolada debería haberse actuado con puño de hierro y al final no ha sucedido así. Me disgusta el inmobilismo de los partidos políticos. Estamos gobernados por una mayoría y una oposición que priorizan la guerra entre ambos a los intereses del país. Pero existe también la esperanza, existe otra Italia, una Italia de antiguos valores ya perdidos aunque no definitivamente: hablo de familia, hablo de esfuerzo, hablo de motivación social, de motivación política, hablo de voluntariado… ángeles sin alma que, sin embargo, viven este país con pasión, entusiasmo y amor, especialmente hacia los demás.
En Com’è bella la vita dices «Hay una luz al final del tunel y quizás en lo más hondo se encuentra la salida»: «¿cuántas veces te has encontrado en un tunel y cómo de difícil fue encontrar la salida?
El tunel se presenta siempre a lo largo de la vida y es necesario que con nuestras fuerzas logremos encontrar la salida. Pero el tunel se presenta incluso en el final de nuestras vidas. La luz que vemos al morir es la luz que, para algunos, te hace pasar de un mundo a otro. En cambio, en el final de la canción, es el amor, en este caso el amor de ella -que durante un periodo le deja- lo que consigue salvar la vida de este hombre. Esto demuestra, a mi parecer, lo importante que es creer en algo.
En tus canciones frecuentemente aparecen palabrotas. ¿Qué opinas de las palabrotas?
Todos usamos las palabrotas. Seguramente una palabrota sea la palabra más usada desde la mañana a la noche porque las usamos incluso cuando estamos solos; especialmente cuando estamos solos, cuando hablamos con nosotros mismos, cuando nos cabreamos con nosotros mismos. Algunas palabrotas definen perfectamente un concepto. No obstante, la palabrota no debe usarse de manera gratuita. La palabrota debe definir un concepto preciso, es decir, un concepto que sólo podría definirse con esa palabrota. Yo creo que la palabrota debe usarse sólo cuando cualquier otra palabra no puede dar el sentido perfecto al concepto que queremos expresar.
¿Y cuál es la palabrota que dices con mayor frecuencia?
Yo creo que estadísticamente la expresión «Vete a tomar por culo» es la más usada. Durante el día, una persona dice unas 25-30 veces la palabra, según una estadística que leí hace tiempo. Se utiliza más que «Buenos días», «Buenas tardes» o «Muchas gracias». Sí que es verdad que la segunda palabra que más se utiliza es «Gracias».
En tu nuevo disco hay espacio también para canciones de amor. Una en particular es muy bonita, L’ultimo giro di giostra, donde dices «Las historias de amor terminan siempre: a veces por aburrimiento, a veces por nada»: ¿crees aún en las historias de amor?
Creo que el amor es un motor importantísimo en la vida. Por encima de todo es imprescindible saber amarse a sí mismo. Cuando una persona se ama a sí misma, es posible amar a las demás. En mi opinión, es como en el sexo: si no sabes lo que significa masturbarse, no puedes lograr hacer bien el amor. Porque conocerse a sí mismo, conocer el propio cuerpo, conocer el propio corazón, creo que es lo más importante.
L’Italia e altre storie se cierra con Binario 36 y dices «Bastaría con decir «adiós» a las opiniones de la gente que se mete donde no le llaman»: ¿cuánta importancia tiene para ti la opinión de la gente?
Yo vivo con la gratitud y el rechazo del público. Por tanto, es lógico que tenga importancia. Es importante porque las críticas, especialmente al comienzo, te hieren muchísimo y luego llega un momento en que ya no te afectan. No obstante, las críticas al final te hacen crecer. Si después alguien te prejuicia y te das cuenta de que te estás arriesgando a ser víctima de una trampa basada en la nada, llegas a creer sólo en ti mismo.
¿Cuál es la crítica que más te ha dolido?
Ha habido críticas que me han herido, ya no sólo en el ámbito profesional. Cuando tenía quince años me dolían algunos insultos… Sin embargo, te diré que una mirada arisca de mi padre me duele más que mil insultos de desconocidos.
Has dedicado tu nuevo disco a tu último e único director artístico, Mario Ragni. ¿Por qué?
Porque ha fallecido hace tres meses y siempre fue el punto de referencia que todos los artistas debemos tener. Aunque yo he logrado éxitos importantes en la música, siempre he tenido en mi interior el miedo a ser incomprendido, a hacer algo que sólo me gustase a mí y él fue capaz de ejercer de intermediario entre el público y yo. Siempre lo hizo.
Para concluir, Marco: hoy estás en Suiza, a pocos kilómetros de Italia. Echando la vista desde la otra parte del confín, ¿qué país ves?
Es un bonito país. Un país del que muchos han emigrado y, en mi opinión, quien ha emigrado lo añora. Personalmente, veo un país que debe crecer, que debe cambiar y mejorar, que debe reencontrarse a sí mismo y que no se puede reencontrar a través de un sueño de un joven, de una esperanza de los jóvenes. Quizás ésta es una frase hecha, quizás nuestros abuelos pusieron demasiada confianza en nosotros, pero éste es un país que no se puede abandonar, que debemos defender por encima de todo. Si lo defendemos, podremos lograr un cambio gradual gracias, no sólo a la política, sino a la confianza.
Fuente: Ticinonline – Sal Feo