Princesa.
Princesa.
(Bigazzi – Masini – Ballesteros)
Tú sécate las lágrimas,
lo ha hecho todo él,
borracho, viejo alcohólico,
abominable ser.
Un padre sin escrúpulos,
un déspota ruin,
que está crucificándote,
el ángel que hay en ti.
Ahora aleja la sombra de tus dudas,
dulce hija de un gran hijo de puta.
Ocúltaselo al párroco
y a Dios, cariño mío,
entierra tu desánimo
en el rincón más frío,
la noche entera enciérrate,
la llave trágate,
por la mañana espérame,
que yo te llevaré.
Dejaremos en este mundo infame
las caricias que ha robado un miserable.
Ven aquí, princesa, que yo te llevaré
porque habrá en este mundo de mierda
una rosa roja naciendo para ti
y domingos, y sueños que llegan.
Un trabajo digno y una humilde casa,
cada día un plato lleno de esperada esperanza.
Ven aquí, princesa, nos vamos a alejar
y este mundo de hambre y violencia acabará.
Tenía una automática,
la he tirado lejos,
debajo de una máquina,
camino de tu casa.
Y un árbol ha nacido allí
que crece para ti
bajo tus ojos únicos
que miran hacia mí.
Ahora dentro ya no hay odio ni venganza,
sólo piden que les cuiden confiando en mañana.
Ven aquí, princesa, que yo te llevaré
a la estrella de un nuevo planeta,
donde no esté el gordo y despiadado rey
que te ha dado y quitado la vida que hay en ti,
donde el mal no te persigue y no te toca,
la sonrisa volverá de nuevo a estar en tu boca.
Ven aquí, princesa, que yo te llevaré
a la estrella de un nuevo planeta.
Que una rosa roja naciendo espera allí
y domingos, y sueños de vida
ven aquí, princesa, que yo te llevaré
junto a mí.